San Lorenzo Patrono de mi tierra,
de esta tierra bendita de Aragón,
que en su alma celosamente encierra,
siempre viva la llama de tu amor.
Los Oscenses postrados a tus plantas
y admirando tu fe sobre el dolor,
te suplican infundas en sus vidas
los alientos que el cielo te otorgó.
Te ofrendamos primicias de los campos,
fecundados por ese mismo sol,
a cuya luz tus ojos entreabrieron,
en tu cuna de oscense y español.
Aceptad nuestra ofrenda perfumada,
con el mejor perfume: la oración;
y vierte sobre Huesca y sobre España
la dulce gracia de tu bendición.
Gloria y honor y alabanza
resuenen en tierra y cielo
ensalzando vuestras glorias
invictísimo Lorenzo.
Los tesoros de la Iglesia
y tu cuerpo en vivo fuego
abrió las puertas eternas
para daros digno premio.
Gloria y honor y alabanza
por tu amor y tus tormentos
porque fuiste con tu vida
de las almas el ejemplo.
Oh Diácono Lorenzo,
Oh Mártir del Señor,
Haz que arda el mundo entero
En fuego del amor.
Pues con Dios tanto valéis,
en nuestro mayor conflicto,
pedimos, Lorenzo invicto,
que a todos nos amparéis.
De Huesca la vencedora
fuisteis a Roma a triunfar,
y con Sixto a renunciar
de cuanto el mundo atesora:
Por eso el Orbe os adora,
y ofrece lo que queréis
pedimos, Lorenzo invicto
Vuestra heroica devoción
a la Virgen del Pilar,
nos incita a confirmar
nuestra firme tradición:
a tal Columna y Padrón
por hijos nos presentéis;
pedimos, Lorenzo invicto,etc.
Nunca el mundo tal ha visto,
ceder su propio dictamen,
como Lorenzo en su examen,
gobernándole San Sixto:
como en la escuela de Cristo,
vuestro consejo nos deis;
pedimos, Lorenzo invicto,etc.
En toda varia fortuna
lo que Dios quiso quisisteis,
perfecto medio elegisteis,
sin buscar más cosa alguna:
Así nuestra alma se una,
fina a dios, como lo hacéis;
pedimos, Lorenzo invicto, etc.
Contra el rigor del tirano
a los pobres socorríais
pues de Sixto repartíais
tesoros con larga mano.
Piadoso sobre lo humano
a Cristo le parecéis;
pedimos, Lorenzo invicto, etc.
Mil, en los diez, superasteis
tormentos muy rigurosos,
y con laureles gloriosos
los deseos coronasteis:
Como diamante os mostrasteis
invicto resplandecéis;
pedimos, Lorenzo invicto, etc.
Un serafín todo fuego
laurel entre maravillas,
sois, Lorenzo en las parrillas
puro amor, divino y ciego:
En él mariposa luego
encendedme, como ardéis;
pedimos, Lorenzo invicto, etc.
sois singular abogado
contra el dolor de cabeza,
y consoláis con presteza
a todo enfermo postrado:
Nuestro corazón dañado
curadlo, como sabéis;
pedimos, Lorenzo invicto, etc.
Sois para toda dolencia,
pues la del alma curasteis,
un muerto resucitasteis;
porque hiciese penitencia:
Tanta es de Dios la clemencia,
siempre que la intercedéis
pedimos, Lorenzo invicto, etc.
Los viernes con gran victoria
alcanzáis a vuestras almas,
suben con corona y palmas
del Purgatorio a la Gloria.
Tenednos en la memoria
y que así nos ayudéis;
pedimos, Lorenzo invicto,
que a todos nos amparéis.